EL
nacimiento de la cultura y del arte griego tuvo lugar en el siglo IX y VIII
a.C., cuando el mundo helénico superó la
profunda crisis provocada por el hundimiento de la civilización cretomicénica.
En
el siglo VII a.C., el contacto con las culturas egipcias y mesopotámicas
provocó la eclosión de la arquitectura y la escultura griega. Siglos después,
la victoria contra los persas en las Guerras Médicas, inició un período de de
completa autonomía cultural y artística.
La
arrogancia ateniense hacia el resto de polis o ciudades-estado, independientes
entre sí, fue el inicio de la Guerra del Peloponeso, luchas internas que
propiciaron la decadencia económica de las ciudades-estado griegas. En el siglo
IV a.C., esta situación fue aprovechada por los macedonios, que unificaron todas las polis griega y
consiguieron el sueño helénico de conquistar los dominios del Imperio Persa.
El
marco geográfico y cultural de la Grecia antigua está formado por la Península
del Ártico, la península del Peloponeso, y a esta zona deben sumarse los territorios
mediterráneos, conocidos como Magna Grecia.
Después
de la civilización cretomicénica y del arte que denominamos prehelénico, la
evolución del arte griego propiamente dicho se puede dividir en tres grades
periodos históricos:
1. Arcaico
(siglo VII-475 a.C.), momento en el que empiezan a fijarse los estilos
arquitectónicos y se inicia la evolución estilística griega.
2. Clásico
(475-323 a.C.), etapa comprendida entre el final de las Guerras Médicas. Es el
momento de máximo esplendor del arte griego.
3. Helenístico
(323-31 a.C.), periodo en el que Grecia exporta su refinamiento cultural a los
reinos macedonios.
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